El día domingo (mayo 5) arrancó con un evento sin precedentes en el fútbol mundial: le fuimos a hacer barra al árbitro, nuestro amigo Jairo.
Después de una parada por sushi, fuimos a darle una vuelta a Stanford U.
Y por Silicon Valley
El día terminó con una parada a comer helado con galletas (¡el sandwich original!) en Palo Alto, y una caída del sol camino a la casa de nuestros anfitriones.
Los días al calor de un hogar, en una casa de verdad, y con amigos de la infancia que se sienten como familia, nos hizo caer en cuenta de que ya va siendo hora de regresar.
Para regresar a la casa, primero tenemos que resolver el futuro de la Camper. Todo indica que nuestra mejor opción está en Seattle, donde Alex, que comercializa y prepara campers y vans para aventureros de todo el mundo.
Así que para allá arrancamos. El lunes salimos RUMBO AL NORTE. Cruzamos la bahía de San Francisco por última vez, nos adentramos en Sonoma y el «wine country» y terminamos en un bosque digno de big foot.
Y justo cuando estábamos pensando en Big Foot, y el sol comenzaba a ocultarse, Murphy nos atacó nuevamente.
Y Murphy se vino con fuerza. No había celular, ni manera posible de que el gato de la camioneta subiera tremendo peso. Menos mal llegó Officer Mike, del California Highway Patrol (CHiPs). Y llamó a un mecánico que nos ayudó antes de que apareciera Big Foot.
Hoy martes seguimos por el bosque RUMBO A LA FRONTERA DE CALIFORNIA Y OREGON. Pero primero hubo que parar en el montallantas.
Y luego a la escénica ruta por la costa norte de California.
California es un «país» increíble. Playa, desierto, montañas, productivos valles, bosques… Que el Imperio Español descubrió y no le sacó provecho… ¡Qué ironía que su oro fuera descubierto cuando los españoles ya eran historia!
Mañana seguimos hacia Portland, y luego Seattle.
La Aventura 