Dicen que los Mexicanos están recuperando California y Arizona, bueno parece que los gringos, a cambio, se están tomando Los Cabos. Aquí se habla más inglés que en California, y las placas de los carros son de EUA con mucha frecuencia.
El jueves temprano salimos a bucear. El cuento de Cousteau de que cabo Pulmo es el acuario del mundo es muy cierto. Un arrecife en el borde del mar de Cortés y el Pacífico da para una gran experiencia.
Un buceo un poco rudo, con corrientes, agua fría y tiburones que no vinieron a vernos.Cabo Pulmo era originalmente un pequeño pueblo de pescadores y buzos perleros. La sobre-explotación acabó con esas actividades, y la comunidad se organizó para voltear al turismo sostenible: dos centros de buceo bien equipados, algunas cabañas, y unas 5 manzanas de lugareños.
Luego de bucear partimos para 9 Palmas, buscando alcanzar la crecida que hubo de jueves a sábado. El camino estuvo algo duro. Google maps decía una hora, pero fueron como dos y media.
50 kms de carretera destapada, cuando uno lleva toda la loza, el vino y el mezcal, son de sumo cuidado. De repente apareció el asfaltoPero, ¿qué creen? Por ahí no era la ruta. Era derecho por el destapado.
Pero el destino compensó la dureza del trayecto
Ah! Y Martin nos explicó que no habíamos llegado a 9 Palmas que era la playa siguiente llena de aprendices de surf, sino a Tiburones, un excelente nombre para ahuyentar a los turistas. Con olas más serias, pero amistosas, y nada de tiburones.
Una ola más adecuada para las habilidades de Rodrigo…Y no hay muchas fotos más de surf porque la fotógrafa se distrajo con una visita inesperada
El sábado por la noche 9 Palmas y Tiburones nos despidió con espectacular atardecer
Hoy, domingo ya no había olas, ni agua en el tanque, así que partimos hacia la civilización. El camino a San José del Cabo ofrece vistas del mar de Cortés, los arrollos (grandes causes secos), y llaman la atención las casas de millones sobre una carretera destapada.San José del Cabo es el principal pueblo de Los Cabos. Lleno de turistas y retirados. Hoteles de lujo, muchos campos de golf, y un centro histórico que nos podríamos imaginar como el «Mexican Village» de un futuro Disneyland.
No nos gusta acampar en la calle de una ciudad, y no hay RV campgrounds, así que nos entregamos a los placeres burgueses del todo incluído.
Mañana pasaremos por Cabo San Lucas de regreso a la Paz, para tomar camino hacia el norte.